viernes, 4 de marzo de 2016

Empieza por ti

Cuando ya no sepas que ponerte, empieza por ti. Cuando ya no sepas a quien mirar, mírate a ti.
Cuando ya la impotencia de esta ridícula sociedad no te deje continuar, empieza a luchar. Empieza a convertirte soberano de ti mismo. Existes porque resistes. Recuérdalo siempre. Resiste todo lo que puedas. Te quedan muchos años en esta complicada y curiosa vida como para que no luches.
Cuando lleves tiempo siendo partícipe de otro ser y no floreces, huye. Huye todo lo que puedas. Aunque te duela, debes hacerlo. Porque cuando es el momento todo nos habla y nada nos quita. Cuando dos almas se miran por dentro no hay que hablar nada más. Todo sucede y nada se atrasa. Se lo debes a todos tus miedos, a tus metas, a tus sueños. Te lo debes a ti mismo. Y no dejes de luchar por ti. Empieza por ti. Empieza de nuevo. Como cuando te desvistes y tienes que renovar ese armario con ropa de temporadas pasadas. Trabájate. Pero no te trabajes para convencer a los demás. Los demás tienen su propia lucha. Nadie tiene poder para cambiar a nadie más que a sí mismo. Cuando sientas que todos y cada uno de los esfuerzos que inviertas por y para otra mente no hace su camino, huye. Huye hasta llegar lejos. La única mente que tiene que esforzarse es la tuya. Cuando sientas que tus actos son sacrificios por y para otra persona, no es tu sitio. Consigue tus logros.
Empieza por ti hasta que estés convencido de que no hubo nada mejor que podías hacer. Dolerá. Llorarás. Y habrá noches en las que no dormirás pero hazlo. Empieza. Libérate. 
Cuando sientas que algo ya no es tu sitio, vuela. Vuela lo más alto que puedas. Empieza de nuevo. Tendrás que luchar para que no desvanezcas una y mil veces. Ábrete, obsérvate y escúchate. Aléjate. Se egoísta. Independízate de todos los apegos que te conviertan en miedo. Independízate de todos esos objetos, personas, pensamientos que te automatizan en polvo. Tu eres vida. Regálate tiempo. Date permiso para no mirar el reloj. Date permiso para hacer una lista grande de metas por hacer para ti mismo. Aprende a dosificar las dosis de trabajo por y para los demás.  
El resultado es maravilloso. Te lo aseguro.