Pude apreciar una conferencia con el gran Psicólogo Alejandro Croissier, donde pudimos escuchar lo que somos en realidad y lo que debemos ser.
La espera mereció la pena, el gran temporal casi nos aboga al desespero, eran las 19:00, media hora más tarde del comienzo, y estábamos a la espera del ponente.
Más tarde, vivimos una de esas escenas que no se nos olvidarán, y hablo por la gran mayoría de todos los que estuvimos en esa sala, algunas personas que, como yo habíamos pasado el día entero de conferencia en conferencia por puro placer hacia la salud, ya empezábamos a soñar con la cama, otros tenían que irse, y la sala estaba llena. El nos llamó, pidiendo que por favor hiciéramos un esfuerzo, que llevaba mucho tiempo preparando una conferencia como la que nos iba a aportar esa tarde, que iba a ser mágico por favor, que nos volcáramos en la comprensión de las circunstancias.
Como bien dijo, así fue... al fin llegó y le recibimos con un fuerte aplauso, sus palabras desde el teléfono móvil nos conmovieron, ¿Cómo podíamos irnos sin aprender lo que nos iba a enseñar? yo por lo menos, si me hubiera marchado, hubiera caído en un error, no me lo hubiera perdonado.
Llegó el momento, si sus palabras desde el teléfono fueron increíbles, imaginaros como lo son en persona.
Es uno de esos Psicólogos y gran persona que tiene la capacidad de atraparte con sus palabras desde el primer momento. Tiene esa fuerza interior para hablarte como si fueras tu mismo el que te habla, yo desde luego estuve muy atenta a todo lo que nos iba contando.
Me encantaba como nos hablaba, como intentaba meterse en la piel de todos nosotros, como intentaba que cada uno de los que estábamos allí nos parasemos a reflexionar en frío de todo, de nuestra vida, de la vida...
Empezó por hablarnos de una gran verdad, que es que nosotros, los humanos, estamos diseñados para no poder vivir sin criticar, no podemos ver a alguien pasar sin decir algo, esa es la mente, la de nosotros, la que nos hace caer en prejuicios y valores sin sentido y perjudiciales.
Esa es una cara de la mente, la que vive atrapada en una sociedad de injustas críticas, una mente que se agobia y precipita hablando siempre y continuamente de los demás, esa mente que vive por los demás y no para si misma, que trabaja la vida de los demás como si fuéramos nosotros quienes tuviéramos el poder de hacer cambiar a los otros. Yo personalmente hace mucho tiempo que dejé esa tendencia, hace mucho tiempo que dejé la crítica, es mas me irrito al estar al lado de una persona que sólo sabe vivir para criticar, pienso que nadie va a cambiar lo que no te gusta porque tú se lo digas a los cuatro vientos, no, las personas aprenden viendo sus propios errores, no escuchando tus deseos...
Por otro lado, entre muchas cosas que nos contó, también nos deleitó con la capacidad de autodestrucción de la que mucho hablo siempre, la autodestrucción propia, el único mounstruo que existe, es la mente. Nos convencemos de creer lo que pensamos, sufrimos con imaginar que el medio, la sociedad está hecho a nuestros esquemas. El ser humano es la única especie, que se jode la existencia sólo con pensar mal...
Además, y aquí entro en un tema que me apasiona, nos empezó a
hablar del apego, ese apego emocional que hace que negocies tu libertad, que hace que entregues tus sueños, tus opiniones, tus derechos y necesidades a otros.
A mi me costó bastante al principio entender que ese extremo agarre a otra persona, viéndola como un cobijo a tus necesidades, era una importante anulación de tu propia personalidad, hasta que al final pudiendo practicar el desapego, me di cuenta que independizar tu mente de algo o alguien es igual de importante como desengancharse de las drogas. Pero desgraciadamente todos pasamos por ese proceso, hasta que al final, después de pasar por ahí y entender lo que es, y no empiezas a trabajar en ello, sólo en ese momento es cuando empiezas a liberarte.
Es muy importante entender la necesidad de dejar ir, de entender que las personas somos libres, que de nada nos servirá retener a alguien, eso al final crea una relación víctima-verdugo.
Nos llamó mucho la curiosidad de cómo nos dijo que amáramos a nuestro enemigo, al principio me quedé pensando ¿Cómo voy yo amar a alguien que es mi enemigo? ¿Cómo yo voy a querer a alguien que me ha hecho daño? es imposible, al principio me cerré a ese pensamiento contradictorio. Cuando explicó la palabra amar desde la aceptación, lo entendí todo...
Tenemos que aceptar que la otra persona es como es, dejarla, y no verla como un enemigo, sino amarla, porque gracias a esa persona, tú hoy en día eres como eres. Seguro que te enseñó mucho, y seamos honestos, nuestra vida está determinada por esas personas con las que hemos creado conflictos, porque gracias a eso, hemos aprendido, y aprender es una necesidad vital humana.
En definitiva, nos dio una tarde bastante emocionante, donde al final todos nos fuimos con un buen sabor de boca, además de una conferencia participativa donde algunos de los que estaban allí quisieron compartir experiencias propias con todos nosotros, experiencias que nos llegaron.